sábado, 15 de octubre de 2011

De Efraim a Freddy Ortíz



Octubre 2, 2011.

Estimado Freddy:

¡Qué certera, sensible e inquisidora estuvo tu columna del jueves pasado, dedicada honrosamente a la familia Perelló!

Lo de certera, porque resumiste el fondo esencial del verdadero significado de filantropía, que no es más que “demostrar amor desinteresado a la humanidad” y, en este ejemplo específico, a Baní, el lar nativo de los Perelló.

Lo de sensible, porque como conocedor que eres de los componentes de esa prestigiosa familia y, sobre todo, por su ascendencia inmediata, Don Masú Perelló, haz comprendido que ese gesto de entregar e integrarse plenamente, no sólo a un pueblo como Baní, sino también a una región que, como el Sur Dominicano, requerían de una institución exploradora y canalizadora de sus raíces culturales, obedeció al sagrado compromiso de devolver lo abrigado entre los más insondables afectos.

Lo de inquisidora, estimado Freddy, porque tocaste con el filo de lo sociológico, las vergüenzas de todos aquellos que, tras enriquecerse en sus terruños, han rehuido los compromisos humanitarios de “devolverles” —aún con pequeñas limosnas— el agradecimiento de haberlos prohijado. ¿Te imaginas la larga hilera de riquezas extraídas por comerciantes, personeros, truhanes y farsantes a este extraordinario país y qué pocos ejemplos de devolución filantrópica registrados?  (Desde luego, las pocas excepciones cabrían y sobrarían en el puño de una mano: la de los León, en Santiago, la de los Bludhorn, en La Romana, y ahora, esta de los Perelló en Baní).

La filantropía, que nació para competir con el alma pura del cristianismo primitivo, cuyos seguidores entregaban —más allá de cuanto poseían— sus propias vidas en aras de la Fe, se integró definitivamente a esta maravillosa doctrina, porque dar, devolver y comprometerse, tras la ruta recorrida de una exitosa administración comercial o intelectual, no es más que una maravillosa simbiosis entre el Ser, la Sociedad y Dios, porque es allí, en el ”dar”, en el “devolver” y en el “compromiso” donde se asienta lo mejor de esa “democracia directa” tan soñada por Hanna Arendt.

Con mi felicitación por tu artículo también va la mía hacia los Perelló.

Efraim Castillo




DE VARIADOS TEMAS
Los Perelló
Freddy Ortiz
devariados@yahoo.com
La obra que acaba de donar la familia Perelló a Baní y la región, es digna de más que elogios, honra. Porque se trata de un centro cultural con una inversión multimillonaria, sacada de sus bolsillos, a lo que se añade la asignación mensual para pago de mantenimiento, empleomanía, etc.
Se cumple así un propósito que vivió en don Masú, el “padrote” de esos hijos que continuaron exitosamente sus empresas. Definitivamente, el olfato empresarial, la aguerrida actitud para las inversiones y la disciplina en el manejo de los recursos, ha dado sus resultados y, ya casi dando paso a una nueva generación, cumplen con el propósito de dejar, más que capital, más que empresas, un legado eterno que elevará su digno apellido, cuantas veces un estudiante acuda a ese Centro a buscar o exponer conocimientos.
Los hermanos Perelló constituyen uno de esos raros fenómenos de supervivencia, crecimiento y unidad, luego de la muerte del fundador. Hemos visto que, en la mayoría de los casos, los herederos depredan los capitales que dejaron sus progenitores, porque cada cual establece su proyecto particular, generalmente influenciados por los cónyuges, que buscan convertirse en poderosos capitalistas sin haber soltado una gota de sudor.
Pienso que cada acto de trascendencia que toma esta familia, se hace bajo la foto de don Masú y es su ejemplo el que preside la filosofía empresarial y personal de todos ellos, para así mantener la ejemplar unidad que les hace excepcionales.
Ahora bien, ¿qué tal si empresarios de otras latitudes copian a los Perelló y hacen idénticas inversiones? Digamos que fabricantes de cemento en el Sur y el Este; productores de cacao en el Nordeste; hoteleros del Este, etc.
¿No está de moda el “capítulo social” de las empresas, como parte de su plan de mercadeo? Pues ahí tienen un ejemplo a imitar, si es que quieren sembrar con solidez, con profundidad y a largo plazo, de manera que el pensamiento positivo hacia sus empresas o productos, viva eternamente.
¡Un aplauso de pie a los Perelló!