domingo, 5 de septiembre de 2021

LAS INFLUENCIAS



 

Las influencias

Por Efraim Castillo

Al contemplar o leer una obra pictórica del joven Omar Molina, uno, ipso facto, no adivina, sino que percibe la enorme influencia de su abuelo materno, Ramón Oviedo (1924-2015) en su pintura. Pero, ¿y qué?, me pregunto. ¿Acaso Leonardo no dejó una escuela que contó con excelentes maestros como Juan Beltrafino, Andrés Solario, César de Sexto, Bernardino Luini, Juan Antonio Vais (Sodoma), Fra Bartolomeo, Andrea del Sarto y la notable familia de los Bronzino, entre otros? ¿Acaso Miguel Ángel, Rafael, Correggio, Giorgio Barbarelli, Ludovico, Agustín, Aníbal y Antonio Carracci, Caravaggio y los grandes maestros del Renacimiento no formaron, graduaron y dejaron sus improntas maravillosas en cientos de otros maestros y escuelas?

Pero lo más importante sería preguntarse si acaso el Renacimiento no le debe al duocento y  trecento, es decir, a la enorme y trascendental influencia de un talento que condicionó el Gótico italiano como Giotto di Bondone, quien superó las frías y decorativas repeticiones bizantinas del arte y creó la teoría y práctica del boceto, siendo el responsable de la elevación a categoría mayor de los elementos pictográficos que convergieron en los amplios atributos de lo figurativo.

Giotto di Bondone

En la historia del arte, el sentido y la apreciación de las influencias se ha debatido como un viento circular; pero nadie —absolutamente nadie— se ha atrevido a condenarlas. Aún así, las sospechas caen pesadamente sobre los seguidores de los maestros cuando los paradigmas comienzan a agrietarse y a impulsarse apremiantemente sobre los mercados.

Si se repasara rápidamente —de manera expeditiva— el historial de las influencias, se podría arribar a una simple conclusión: los protagonistas principales fueron aquellos coléricos primitivos que, a través de símbolos idílicos (posiblemente quiméricos) gozaron con reeditar la selva y sus fieras en el dominio de la cueva. Así, la pictografía o escritura —de alguna manera— se aposentó y creció en la civilización sumeria y desde allí a Egipto y Creta, en el esplendor de la Edad de Bronce (3000 al 1200 a. C.), fomentando los registros memoriales que maravillaron a los griegos, y de éstos a los romanos. Si se sigue un recuento carente de una cronología rigurosa y que, por lo tanto, debería convertirse en arbitrario, se podría apostar a que es imposible registrar en la historia una expresión lúdica completamente pura. Inclusive, allí donde prevalecen los palimpsestos (recomposiciones del pasado y sus memorias, reescritas para fomentar las exclusividades y originalidades), se descubre una huella de las provocaciones emitidas a partir de las influencias.






Paul Ricoeur


Paul Ricoeur fue el primero en poner el dedo sobre la llaga en su ensayo sobre Freud, De l’intérpretatión, Essai sur Freud (Le Seuil, 1965), donde resume los nexos que recorren los mundos culturales. Para Ricoeur, en “la escuela de la sospecha pensar equivale a interpretar,  pero ésta (la interpretación) sigue un proceso vertiginoso: no sólo las tradiciones, las ideas recibidas y las ideologías son engañosas y mistificadoras, sino que la misma noción de verdad es el efecto de una estratificación histórica”. 

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En la construcción de los concretos históricos las influencias pueden enmascarar o desenmascarar algunos hechos, pero nunca podrán ubicarse en la negatividad de los acontecimientos, si coadyuvan en los procesos. Sólo bastaría una pequeña mirada hacia atrás, hacia ese estadio al que deberíamos etiquetar como el antes en la historia de las relaciones pictográficas dominicanas, y el después que rehízo las actividades de la disciplina. Desde luego, me refiero al antes en que se debatían nuestros pintores sin las relaciones de influencia de la ola migratoria española y europea de 1940 y lo que aconteció después de su llegada.

¿Se han detenido los censores de las influencias a observar lo que era la pintura de Yoryi Morel cuando no conocía la obra de George Hausdörf? ¿O lo que hubiese sido la obra total en la historia de nuestra plástica sin las influencias de Manolo Pascual, Jaime Colson, Josep Gausachs, Eugenio Fernández Granell y todos los que proporcionaron las sustancias decisivas para convertir nuestro país en un territorio con las extraordinarias características estéticas que poseemos, haciendo posible operar una esplendente cultura en las artes plásticas?






Eugenio Fernández Granell y Andrés Bretón

Pero por encima de todo esto podría también argumentar a favor de las influencias prodigiosas que éstas produjeron en las primeras hornadas de egresados de la Escuela Nacional de Bellas Artes (ENBA) y sus discípulos. Las cadenas de influencias sólo se detienen en los concretos que Oswald Spengler llamó formas muertas” (La decadencia de Occidente. Bosquejo de una morfología de la historia, edición en español de1923, con prólogo de José Ortega y Gasset), que son aquellos objetos que no aportan deslumbramientos lúdicos en otras culturas y no producen eco. El mundo de las influencias no se estructura con enmascaramientos ni emboscadas, sino con legados, con anexos donde la riqueza de una obra se rejuvenezca en otra; tal como si una repercusión se multiplicase ad infinitum en otras. Por eso, me adhiero al enunciado de Terry Eagleton de que “todas las esferas del pensar y actuar humanos, incluyendo la literatura, la teoría y la crítica literarias, están determinadas por la forma en que organizamos la vida social en común” (Una Introducción a la Teoría Literaria, 1988 [en español]).

Para que un ser humano no reciba influencias tendría que aislarse completamente y carecería de las defensas psicosociales alcanzadas a través de las relaciones con sus congéneres. Lo importante de las influencias es permitir la fragmentación de los discursos, los arribos; esas señales luminosas donde el camino da un salto y se vislumbra la estructuración de una nueva matriz estética, de un nuevo peldaño que aproxima al productor con el paradigma, con la originalidad. De ahí, a que es necesario dejar a los jóvenes productores plásticos (esos que poseen influencias y herencias de sus maestros) avanzar por los caminos del arte, conduciendo su obra hacia la sustancia vital de la especificidad dominicana y desvincularla de un sistema radicular que, como el haitiano, nos socava y arremete en los mercados internacionales.

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