miércoles, 17 de marzo de 2010

INTI HUAMAN o EVA AGAIN

Efraím Castillo sacudió la conciencia literaria de República Dominicana con su primera novela publicada Currículum (El Síndrome de la Visa), ganadora del Premio Nacional de Novela 1982, densa visión panorámica del más complicado trecho histórico del país.
Ahora, Efraím Castillo invita al lector a una visión en perspectiva de un mundo cuyo tiempo podría inscribirse en la pluriesfera pasado/presente/futuro, con INTI HUAMAN O EVA AGAIN, novela escrita en 1967 y cuyo texto, reducido a sólo quince cuartillas, obtuvo uno de los premios en el concurso auspiciado por "La Máscara" en 1968.
Desde luego, aquella reducción de un texto que se explaye en pasado/presente/futuro, no podría -eso es imposible- propiciar en el lector el discurso crítico que se propuso Efraím Castillo.
INTI HUAMAN O EVA AGAIN no es, simplemente, un texto de ciencia ficción. Su discurso se inscribe en la descripción de un futuro cuyas consecuencias, apoyadas en el pasado que es nuestro hoy, exponen una totalidad muy específica de las contradicciones sociales que se amplifican en la teoría de la dependencia.

Portada y contraportada de la edición de Taller#162, del laureado Efraím Castillo publicada en 1983; portada de Luis M. Geraldino y que el autor abre con esta dedicatoria:

"Para todos los nuestros del pasado,
del presente y del futuro,
que construyeron, sustentan y emanciparán
este sincretismo que nos duele".

Y comenzaría así, en una mezcla de todos los idiomas conocidos menos el chino:

"Sabrí dunzcant narrative description..."
Sezco narryo mon papa and hil sun papa et sun papa papazki et narrative LASTUM das historie et los sigulum et sigulum.
Man marrigan es nome inituninani, et haventud let nome dentru nome Inti".

Y que yo me acabo de terminar llenándome de unas sensaciones atípicas. Recordando la vez que fui con Elena Ramírez a una zapatería y me compré el calzado que me haría exclamar: "He llegado a los 45 sin saber que Cocó Chanel tenía la horma de mis zapatos". Del 83 al 2010 han pasado 27 años. Esta novela de 126 páginas ha estado girando conmigo por casas y estantes; buscaba un sosiego para leerla. Ayer tarde se dio. La he terminado esta mañana con el café y aparte de recriminarme mi ignorancia, me doy cuenta de que si la hubiese leído a los 29, no la habría comprendido. No la habría aceptado como la acepto ahora. Y es que los escritores visionarios tienen eso: se adelantan a sus épocas y sólo los que actuaron como jurados en aquel concurso de "La Máscara", que no podría nombrar porque no sé quiénes fueron, aunque lo intuyo, se dieron cuenta de que Efraím Castillo formaba parte del Parnaso. Sé lo que tengo que hacer: haré que mis hijas y los jóvenes que creen en mí, la lean. La discutiremos y sabremos aquilatar la fortaleza intelectual de uno de nuestros más importantes escritores.
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