Efraim Castillo
A MITAD DEL CAMINO
Drama en una escena
Escrito en prisión, el 24 de diciembre de 1963. Publicado
en la Revista Testimonio: núm. 3,
1964. Santo Domingo
PERSONAJES:
Un CUERPO OTRO CUERPO
SOLDADO
MUJER DE NEGRO
SOLDADOS
La
acción transcurre en los días de junio del año 1959
ESCENA ÚNICA:
La más
profunda de las mazmorras. El tiempo no importa. Todo es oscuridad y silencio.
No hay ventanas, solamente una puerta doble. Del lado de la salida es de metal;
del lado de la mazmorra es de barrotes de pesado hierro. No hay bancos de
madera, ni de metal: es vacía y fétida. Todo se cuaja en su interior. Se
podría hasta cuajar el maullido inclemente de un gato. Un gran cubo se
encuentra en un rincón, como queriéndole huir a tanta soledad y a tanto
silencio. Tal vez el cubo esté ahí para arrojar o, quizá, para la defecación de
algún infeliz preso. Si a Salvador Dalí lo encerraran en esta mazmorra por tan
solo un segundo, sus venas arrojarían toda su sangre y los bigotes ridículos
se le caerían pelo a pelo.
(Cuando
el telón se levanta, la puerta que da al exterior se abre y entra un soldado.
Viste un pesado casco de fabricación alemana de antes de la Segunda Gran
Matanza. Luego abre la puerta que da al interior de la mazmorra y penetra en
ella. Hace un gesto con la cabeza y luego entran dos soldados más, cargando un
cuerpo atado. La operación se repite con otro cuerpo. Los tres soldados ríen
estrepitosamente, dan algunas patadas a los cuerpos y luego se alejan
murmurando algo. Tal vez piensan en ir al cine a la noche, o en salir con
algunas putas para festejar el grandioso acontecimiento. Después de haberse
alejado las voces de los soldados, uno de los cuerpos comienza a moverse; lo
hace con mucho esfuerzo, como si un hombre de cincuenta kilos osara levantar un
peso de ciento cincuenta. El cuerpo que se mueve trata de incorporarse, pero
las ataduras de sus pies le prohíben hacerlo. Gime desconsoladoramente. El otro
cuerpo, que había permanecido estático, comienza también a moverse)
UN CUERPO
(con esfuerzo)
¿Estás
bien?
OTRO
CUERPO (con voz temblorosa)
¿Por
qué preguntas eso?
UN
CUERPO
¡Por
nada!.... ¡Tenía deseos de hablar!
OTRO
CUERPO
¿Acaso
no hablaste ya demasiado?
UN
CUERPO
¡No
contesté muchas preguntas! ¿Y tú, lo hiciste?
OTRO
CUERPO
¡Sí,
lo hice! ¡Las contesté todas!
UN
CUERPO (extrañado)
¿Todas?
OTRO
CUERPO
¡Sí,
todas! ¿Por qué te sorprendes? ¿Acaso no las contestaste todas?
UN
CUERPO
¡No,
no lo hice! ¡Tal vez no me castigaron lo suficiente!
OTRO
CUERPO
¿Crees
que no te torturaron demasiado?
UN
CUERPO
Tengo
golpes por aquí y por allá y me duele mucho la espalda, justo por donde
apagaron cigarrillos y me aplicaron descargas eléctricas…
OTRO
CUERPO
¡A
mí me duele la imaginación!
UN
CUERPO (sorprendido)
¿La
imaginación?
OTRO
CUERPO (con firmeza)
¡Sí!.... ¡La imaginación!.... ¡Tuve que hacer muchos esfuerzos para mentir
al contestar los interrogatorios!
UN
CUERPO
¿Entonces
no contestaste correctamente?
OTRO
CUERPO
Sí,
contesté correctamente todas las preguntas!
UN
CUERPO
¡Pero,
me acabas de decir que te duele la imaginación por mentir al responder los
interrogatorios!
OTRO
CUERPO
¿Qué,
querías que dijera la verdad?
UN
CUERPO
¡No,
no quería eso! ¡Parece que no me entiendes!
OTRO
CUERPO
¡Sí…
te entiendo!
(Silencio largo)
UN
CUERPO
¿Viste
todos los rostros?
OTRO CUERPO
¡Casi
todos!.... ¡Pero algunos se metían bajo las sombras y ocultaban sus hocicos de
la luz! (Silencio) ¿Sabes? ¡Hasta vi
un cura!
UN
CUERPO
¿Y
qué, acaso te sorprendes por haber visto un cura?
OTRO
CUERPO
¡No,
no me sorprendí! ¡Pero me dio mucha pena!
UN
CUERPO
¿A
quién le tomaste pena… al cura?
OTRO
CUERPO
¡No,
no a él!
UN
CUERPO
Entonces,
¿a quién le tomaste pena?
OTRO
CUERPO
¡A
Cristo!... (Triste) ¡No debió morir
tan joven!
(Silencio largo)
UN
CUERPO
¿Cuántos
años tienes? (Silencio) ¿Qué, acaso
tienes miedo de decirme tu edad?
OTRO
CUERPO
¡Veintitrés…
casi cumplo los veinticuatro!
UN
CUERPO
¡Yo
tengo treinta!
OTRO
CUERPO
¿Y
qué?
UN
CUERPO
Nada…
pero Jesús murió a los treinta y tres!
OTRO CUERPO
¿Y qué?
UN CUERPO
¡Que
Él, Jesús o Cristo —o como quieras
llamarlo—, disfrutó más de la vida que nosotros!
OTRO
CUERPO
¿Por
qué dices eso?
UN
CUERPO
¿Acaso
no sabes por qué lo digo… o es que no deseas saberlo?
OTRO
CUERPO
¡Sí,
eso… no quiero saberlo!
UN
CUERPO (enérgico)
¡Pero
no importa… yo te lo voy a decir!
OTRO
CUERPO (gritando)
¡No,
no me lo digas! ¡No quiero saberlo!
UN
CUERPO (fuerte)
¡Sí,
te lo voy a decir… te lo voy a decir!
OTRO
CUERPO
¡Que
no, que no me lo digas! ¡No deseo saberlo!
UN
CUERPO (gritando)
¡Vamos
a morir… vamos a morir… vamos a morir!
OTRO
CUERPO
¡No,
no me lo digas… no me lo digas!
UN
CUERPO
¡Nos
van a masacrar! ¡Nos van a sacar las tripas con descargas de ametralladoras!
(EL OTRO comienza a llorar
desconsoladamente)
UN
CUERPO (tratando de calmar al OTRO)
¡Vamos,
no llores! ¡El tiempo de llorar pasó! Ahora estamos abocados, o a tragarnos los
gemidos, o a ser cobardes…
(Silencio largo)
OTRO
CUERPO (gimiendo)
¡Yo
estaba equivocado!
UN
CUERPO
¿Equivocado?
¿Equivocado de qué?
OTRO
CUERPO
¡Equivocado
de todo!
UN
CUERPO
¿A
qué llamas todo?
OTRO CUERPO
¡A
los campesinos, al pueblo, a las fuerzas armadas!
UN CUERPO
¿Crees
de veras que te equivocaste?
OTRO
CUERPO
¡Sí!
Creo, de veras, que me equivoqué.
UN
CUERPO
¡Yo
no… yo no me equivoqué!...
OTRO
CUERPO
Lo
dices con mucha seguridad. ¿De verdad que no te equivocaste?
UN CUERPO
¡No,
no me equivoqué! ¡Sabía que todo iba a ocurrir tal como ocurrió!
OTRO
CUERPO
¿Y
sabiéndolo… viniste?
UN
CUERPO
¡Sí,
sabiéndolo vine! Y aquí estoy… ¡encerrado en esta mazmorra asquerosa, atado de
pies y manos, con sed y hambre, con el cuerpo lleno de cuchilladas y golpes, y
esperando dulcemente la muerte!
OTRO
CUERPO (sorprendido)
¿Cómo?
¿Has dicho esperando dulcemente la muerte?
¿Es que acaso no te dolieron los malditos golpes, las descargas eléctricas
sobre los cojones, las sacaderas de dientes y uñas? ¿Acaso no te dolió todo
eso?
UN
CUERPO
¡Sí,
todo, absolutamente todo me dolió! (Silencio)
Sin embargo, tú no puedes
comprender…
OTRO
CUERPO (sorprendido)
¿Qué…
qué es lo que no puedo comprender?
UN
CUERPO
¡Olvídalo!
OTRO
CUERPO
¿Qué
lo olvide? ¡No, no lo voy a olvidar! ¡Dime, que es lo que no puedo comprender!
UN
CUERPO
Nada…
¡olvídalo! ¡Tú no comprendes nada!
OTRO
CUERPO
¿Por
qué dices eso?
UN
CUERPO
Lo
digo por una razón simple: ¡si pudieras comprender no te habrías arrepentido!
OTRO
CUERPO
¿Por
qué dices eso?
UN
CUERPO
¿Acaso
no lo hiciste? ¿Acaso no te arrepentiste de haber venido? (Silencio largo)Cuando el hombre se arrepiente de haber hecho una buena acción, ésta se torna desagradable, obtusa… se pudre. Ahora mismo yo me arrepiento de tenerte junto a mí. ¿Y sabes por qué? ¡Porque en este momento necesito junto a mí a alguien que me dé fuerzas para saber morir… para comprender el valor de mi sangre derramada!
(Silencio largo)
OTRO
CUERPO
¡Eso
lo dices porque aludí a los campesinos y al pueblo! (Transición) ¡Tal vez tengas razón!
UN
CUERPO
¡No,
nadie tiene la razón!
OTRO
CUERPO
¿Por
qué dices eso? ¿Por qué crees que nadie tiene la razón?
UN
CUERPO
¡Porque
la razón está en todo! (Transición)
¿Has leído mucho?
OTRO
CUERPO
¡Estudié
en la Universidad de Yale!
UN
CUERPO
¡Ah!
¡En la famosísima universidad de Yale!
(Transición) Pero, vuelvo a
preguntarte, ¿has leído mucho?
OTRO
CUERPO
¡Ya
te lo dije, estudié en la Universidad de
Yale!
UN CUERPO
Para
mí eso no significa que hayas leído mucho… (Fuerte)
¡Contéstame!
OTRO
CUERPO
¡Sí,
he leído un poco!
UN
CUERPO
¿Qué…
qué has leído?
OTRO
CUERPO
He
leído a los clásicos griegos...
UN
CUERPO
¿Solamente
eso?
OTRO
CUERPO
¡He
leído mucho más!
UN
CUERPO
¿Qué,
qué más has leído?
OTRO
CUERPO
¡He
leído a Schopenhauer, a Nietzche, a Ortega y Gasset, a James, a Sartre!...
UN
CUERPO
¿Solamente?
OTRO
CUERPO
¡He
leído algo más… pero ya eso es suficiente!
UN
CUERPO
¡Si
fuese suficiente no te habrías arrepentido!
OTRO
CUERPO
¿A
quién te hubiese gustado que leyera?
UN
CUERPO
¡A
un alemán de larga y poblada barba!
OTRO
CUERPO
¿A
Martín Lutero?
UN
CUERPO
¡No…
ese se afeitaba!
OTRO
CUERPO
¿A
Goethe?
UN
CUERPO
¡No,
tampoco es ese!
OTRO
CUERPO
Entonces,
¿a quién? ¿Al de la panza francesa con honores?
UN
CUERPO (enérgico)
¡No, ese tampoco!
OTRO
CUERPO
¿Y
a quién, coño, te refieres?
UN
CUERPO
¡A
otro… simplemente a otro!
OTRO
CUERPO
¿Por
qué no me dices?
UN
CUERPO
¡Ya
no vale la pena!
OTRO
CUERPO
Entonces,
¿por qué no me hablas de él?
UN
CUERPO (pensativo)
¡Ah,
si tuviera la oportunidad de enseñarte!
OTRO
CUERPO
¿Enseñarme
qué?
UN
CUERPO
¡A
amar la tierra!
OTRO
CUERPO
Pero…
¡yo amo la tierra!
UN
CUERPO
No,
estoy seguro de que tu amor por la tierra no es el mismo amor al que yo me
refiero.
OTRO
CUERPO
¿Y
cuál es ese amor?
UN
CUERPO
¡Te
enseñaría a amarla de otra manera!
OTRO
CUERPO
¿Cómo
me enseñarías amarla… acaso con sexo?
UN
CUERPO
¡No!
¡No con sexo!
OTRO
CUERPO
Entonces,
¿cómo me enseñarías a amarla?
UN
CUERPO
¡Te
enseñaría a amarla con las manos!
OTRO
CUERPO (sorprendido)
¿Con
las manos?
UN
CUERPO (firme)
¡Sí,
con las manos! ¡Te enseñaría a estrecharla con las manos... o con una mano,
porque con la otra estrecharías los hombros de los campesinos!
(Transición larga)
¡Hay
que amar la tierra de esa forma: asiéndola con las manos, llorándola,
cuidándola, meciéndola con nuestra mirada en ese periplo entre sol y luna! Una
vez que hayas amado la tierra así, ella te prodigará sus frutos y luego será
tuya y de todos… Entonces le sonreirás al sol, al mar, al hombre...
OTRO
CUERPO
¡Me
gusta oírte hablar! ¡Oye!, ¿cómo te llamas?
UN
CUERPO
¡Ya
mi nombre no importa!
OTRO
CUERPO
¡Pero
eres un hombre… todavía!
UN
CUERPO
¡No!
¡Ya no soy un hombre!
OTRO
CUERPO
¿Y
qué eres, entonces?
UN
CUERPO
¡Tan
sólo un cuerpo… un reflejo! ¡Eso es lo que soy: un cuerpo… un reflejo!
OTRO
CUERPO
¡No
te comprendo! ¿Por qué dices que tan sólo eres un reflejo?
UN
CUERPO
¡Porque
voy a morir!
OTRO CUERPO
¿Y ya?
UN CUERPO
¿Y
ya?.... ¡Ese y ya no existe!
OTRO
CUERPO
¿Por
qué dices eso?
UN
CUERPO
Por
algo simple: ¡otros hombres tomarán mi ejemplo y combatirán por la tierra! (Silencio largo) ¡La tierra! ¡Qué no
haría yo por la tierra! (Pensativo)
Recuerdo que cuando tenía seis años, le preguntaba al mar que por qué no
desalojaba sus aguas para que el hombre pudiera sembrar sobre la arena… (Silencio) ¡Pero
el mar no me respondía... solamente rugía como las selvas! ¡Entonces yo me
echaba sobre la cálida arena y comenzaba a llorar! Si pudiese volver a la
niñez le preguntaría lo mismo al mar y volvería a llorar por su silencio. (Transición) ¿Te gusta el silencio?
OTRO
CUERPO
¡Sí,
me gusta el silencio! (Transición)
Oye, ¿crees tú que yo también seré un reflejo para los demás hombres?
UN
CUERPO
¡Primero
tienes que prepararte!
OTRO
CUERPO
¿Qué…
qué tengo que hacer?
UN
CUERPO
Es
simple lo que tendrías que hacer…
OTRO
CUERPO (ansioso)
¿Por
qué no me lo dices? ¡Vamos… dímelo!
UN
CUERPO
Lo
primero sería amar a los hombres que cultivan la tierra. Luego tendrías que
amar la botánica y después al hombre que pasea su sudor por las calles golpeadas,
sacudirte el recuerdo de la Universidad
de Yale y, por último, olvidar las comodidades de tu tierno hogar! ¡Cuando
hayas conseguido eso, entonces serás un reflejo para el hombre que mañana vendrá
a ocupar tu lugar en esta mazmorra!
OTRO
CUERPO (sorprendido)
¿Crees
tú que otros hombres ocuparán nuestro lugar aquí, en esta maldita mazmorra?
UN
CUERPO
¡Si
no estuviera seguro no habría venido a recibir estos golpes y a morir!
(Silencio largo)
OTRO
CUERPO
¿Qué
hacías antes de ingresar al Frente?
UN
CUERPO
¡Daba
clases!
OTRO
CUERPO
¿Eras
maestro?
UN
CUERPO
¡No!
¡Simplemente daba clases!
OTRO
CUERPO
¡No
te comprendo! ¡Si dabas clases, es
obvio que fueses
maestro!
UN
CUERPO
¡Los
que imparten clases, solamente repiten
lo que dicen los maestros! Por
ejemplo, el alemán al que aludí, era un maestro. ¡Yo solamente daba clases!
(Silencio largo)
OTRO
CUERPO
¡Siento
un poco de miedo!
UN CUERPO
¿Miedo? ¿Miedo a qué?
OTRO CUERPO (aturdido)
¡No
sé! ¡Tal vez se deba a que ignoro la forma en que nos matarán! (Sobresaltado) ¿Crees que nos perdonen?
UN
CUERPO
¿Deseas
tú que nos perdonen?
OTRO
CUERPO
¿Y
tú, lo deseas tú?
UN
CUERPO (enérgico)
¡No!
¡Yo no quiero que me perdonen!
OTRO
CUERPO
Pero,
¿por qué?
UN
CUERPO
¡Porque
tendría que humillarme y la humillación me hace vomitar! ¡Cuando el perdón de
lo odioso cae sobre mí, el estómago se me convulsiona y las tripas desatan
temblores y volteretas endemoniadas!
OTRO
CUERPO
¿No
crees en el perdón?
UN
CUERPO
¡Sí,
creo en el perdón de lo justo, en el perdón que construye el amor, pero no en
el perdón de la arrogancia, en el perdón de la injusticia! ¡Quienes piden ese
perdón después de haber dado el paso fundamental, no han comenzado siquiera a
caminar! (Estallando) ¡No, no quiero
que me perdonen los gorilas, los malvados, los falsificadores, esos cínicos que
se ufanarán de mi derrota! ¿Te imaginas lo que sería ver pasar el resto de mi
vida agradeciendo algo podrido, algo cuyo hedor me acompañará siempre? ¡No,
agradecer eso sería peor que morir!
OTRO
CUERPO
¿Entonces,
prefieres que te fusilen o que te ahorquen?
UN
CUERPO (Furioso)
¡Cállate!
(Silencio largo)
OTRO
CUERPO (tímidamente)
¡Perdóname!
(La puerta que da al exterior se abre
violentamente y entra un SOLDADO
seguido por una MUJER DE NEGRO. El SOLDADO abre la puerta que da a la mazmorra y entra seguido por la MUJER DE
NEGRO)
SOLDADO
(a la MUJER DE NEGRO)
¡Estos
son los últimos prisioneros, señora! ¡Mire a ver si uno de ellos es su hijo!
(Los cuerpos se miran extrañamente y la MUJER DE NEGRO se arrodilla y comienza a observarlos fijamente. Sonidos extraños
comienzan a escucharse fuera; como si alguien estuviera quebrando huesos sobre
una mesa. Este extraño sonido debe continuar hasta el final de la pieza)
¡Debe
ser rápido, señora! ¡Si estos prisioneros no fueran los últimos no se le habría
permitido esto!
(La MUJER DE NEGRO mira al SOLDADO y éste
tiembla ligeramente)
¡Créame,
señora, que yo no tengo la culpa de nada de lo que ha pasado! ¡Mire, señora, yo
soy del campo... yo era un agricultor... yo sembraba una pequeña parcela...
yo, señora... yo
no quiero nada... yo quiero solamente un
árbol, o ver una lombriz de tierra introduciéndose en el lodo... yo, señora...
yo...!
MUJER
DE NEGRO (interrumpiéndolo violentamente)
¡Usted
nada!
(La MUJER DE NEGRO continúa
examinando los cuerpos y el SOLDADO da unos pasos hacia la puerta que da al
exterior y allí se detiene. Suda copiosamente)
MUJER
DE NEGRO (al SOLDADO)
¡Tampoco
está aquí!
SOLDADO
(observando los cuerpos)
Le
repito, señora, que estos son los últimos prisioneros.
MUJER
DE NEGRO (incorporándose)
¿Está
usted seguro de que estos son los últimos?
SOLDADO (sin
comprender)
¡Sí,
señora, se lo juro! ¡Estos son los últimos! ¡Los trajeron hace dos días de las
montañas!
MUJER
DE NEGRO
Pero…
¿cree usted que son los últimos?
SOLDADO
(aún sin comprender)
¡Se
lo digo que sí, señora! (El SOLDADO toma a la MUJER DE NEGRO por un brazo y la lleva hacia la salida. Cierra la puerta de barrotes y luego la que da al exterior y sale con la MUJER DE NEGRO. Su voz se oye decir, desde el exterior: ¡Son los últimos, señora, son los últimos y la voz de la MUJER DE NEGRO responderle: ¿Está usted seguro de que son los últimos? Luego el silencio, exceptuando el sonido de huesos que se quiebran)
OTRO
CUERPO (apenado)
¡Ella
está sufriendo! ¡Lo sé!
UN
CUERPO (con firmeza)
¡No,
ella no está sufriendo… ni sufrirá jamás!
OTRO
CUERPO (confundido)
¡Pero
si se palpa en su rostro el sufrimiento!
UN
CUERPO
¡No!
¡En su rostro yo vi decisión y fortaleza!
OTRO
CUERPO (enérgico)
¿Por
qué coño dices eso?
UN
CUERPO
¡Porque
ella... ella es mi madre!
(Cesa el sonido de huesos
que se quiebran mientras cae el telón violentamente)
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