miércoles, 30 de junio de 2021

ESTA VENTANA

 ESTA VENTANA



Por Efraim Castillo

 Efraim Castillo 

Esta ventana abierta rasga la claridad del día y me devuelve la noción de la quimera. Esta ventana abierta determina la noción del pecado y la sospecha, filtra las pasiones y desgaja la quietud del horizonte. Pero, ¿por qué abro esta ventana si es observatorio y filtro de un mundo adulterado? ¿Por qué permito la violencia de esta memoria que recorre mis euforias?

Esta ventana abierta anida la percepción de miedo en los amagos del continuismo, en un sube y baja constante donde el statu quo, invertido como rosca, semeja una serpiente de fuego, un ave de hielo y lacerante espada. Esta incertidumbre me niega a mí mismo y me grita: cruza sin saludar las vías donde lo social se mella y aborta la posibilidad del goce; donde cada especulación late y gime, danza y canta; donde sueños y despertares crujen entre llamas efervescentes.

Podría cerrar esta ventana frente al crepúsculo; solo tendría que detener los recuerdos enclaustrados en lo memorial; solo tendría que accionar cada reclamo, cada lágrima vertida y todo júbilo perpetrado. Podría sellar, arrinconando en el olvido, este observatorio frente al sol crepuscular y erguirme como un tigre atrapado, para anexar mis reclamos a una defensa ya perdida.

¿Y entonces? 

¿Cómo acatar estas voces interiores que me gritan, que ensordecen; que me piden como truenos la desaparición de las lágrimas, del dolor; de estas punzadas afiladas del terror que nace entre dientes y garras ocultos, que deshacen y succionan lo mejor de nuestra historia? 

¿Y entonces? 

¿Cómo renacer de las oscuras aguas, del magma que enlaza, ensordece y quema? 

¿Cómo volver a encontrar el fragor, la música, el ritmo, el camino sin piedras y los palpitantes destellos? ¿Cómo redimir la sangre derramada, la sangre absorbida en la furia del oro, en los asaltos y degollamientos de la bestia que nos acecha? 

Esta ventana abierta hiere la sensibilidad de mis ojos y los vuelca hacia la opacidad del desconsuelo; hacia esa esquina en donde las sospechas muerden la cola del sarcasmo y desequilibran los sentidos. Esta ventana abierta es un observatorio desde donde la verdad se descompone entre promesas, entre vaivenes y trucos, entre surcos y siembras de mentiras.

¡Ah, si pudiese abrir un hueco entre la puerta y la ventana para atisbar en el cielo (allí donde el claroscuro se debilita) alguna esperanza remota! 

¡Ah, si permitiera penetrar el resplandor del alba para contemplar el nacer de la rosa y alimentar los recuerdos que yacen junto a las sonrisas! ¡Ah, si pudiese retornar el sagrado momento de las epifanías; podría entonces esperar un diminuto y entrecortado suspiro para asir la excitación de la ilusión!

¿Hacia dónde se habrá marchado la magia de la aurora? ¿En cuál lugar de la mentira se habrá alojado aquella promesa de la utopía? ¿Podrá alguien explicar si esta presencia que niega la vida deberá ser echada para siempre de la luz, o si el nuevo hombre de la historia golpeará con furia la promesa invertebrada?

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